La comunidad Iberia es catalogada como uno de los lugares con mayor índice de criminalidad del país, desde hace muchos años, las personas tienen en sus imaginarios colectivos que esa comunidad ubicada a un costado del mercado La Tiendona es un territorio perdido, sin esperanza y sin futuro.
Sin embargo, la visión de Jesús es reconciliar a todos los seres humanos, por tal razón, Misión Cristiana Elim, está haciendo un esfuerzo cambiar la vida de las personas de la Iberia. Es en ese sentido que la Asociación de Profesionales Cristianos de Iglesia Elim (ASPRIEL) quiso apoyar a aquellos hermanos que viven en ese lugar y que tiene que pasar día a día con el estigma de la marginación por el simple hecho de habitar en la comunidad.
El pasado domingo 21 de noviembre, ASPRIEL dio su aporte al avance del reino de Dios en la comunidad, llevando su jornada médica y legal. En esta ocasión, unas 100 personas pudieron beneficiarse con las consultas en medicina general, esa misma cantidad se les dotó de medicinas para alguna de sus enfermedades.
Así mismo, se puedo celebrar cinco casamientos de personas que vivían en unión libre. Gracias a Dios que se ellos se atrevieron a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
ASPRIEL viene apoyando desde hace varios meses la labor del pastor Pedro Landaverde, encargado de la evangelización en el lugar, con la elaboración de lejía, la cual venden los mismos hermanos de la Iberia.
Gracias damos al Señor por el enorme esfuerzo que hace el pastor en el lugar.
martes, 30 de noviembre de 2010
jueves, 18 de noviembre de 2010
Programas de prevención de violencia implementados por la Iglesia Evangélica
El pasado martes 19 de octubre de 2010, en Foro27, el programa forjador de opinión del pueblo cristiano, se discutió la temática programas de prevención de violencia implementados por la iglesia evangélica. Edición en la que Dalila Arriaza, presentadora del programa, junto con el Presidente de la Asociación de Profesionales Cristianos de Elim (ASPRIEL) el licenciado Amílcar Rodríguez estuvieron desarrollando dicho tópico.
Durante la discusión, Arriaza deliberó acerca del papel de las iglesias evangélicas, mencionando como ejemplo del trabajo de prevención implementado por ASPRIEL. Agregado a ello, Rodríguez complemento datos históricos acerca de esta iniciativa que nació en 2003 con la iniciativa de poner al servicio de Dios sus carreras profesionales.
Durante la discusión, Arriaza deliberó acerca del papel de las iglesias evangélicas, mencionando como ejemplo del trabajo de prevención implementado por ASPRIEL. Agregado a ello, Rodríguez complemento datos históricos acerca de esta iniciativa que nació en 2003 con la iniciativa de poner al servicio de Dios sus carreras profesionales.
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Asociación de Profesionales Cristianos de Iglesia Elim
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lunes, 27 de septiembre de 2010
ASPRIEL inicia nuevos proyectos
Forjar una buena imagen en las iglesias filiales de Elim, y proveer de las herramientas necesarias para una correcta administración, es parte de los nuevos proyectos que la Asociación de Profesionales Cristianos de Iglesia Elim (ASPRIEL), desarrolla a partir del mes de septiembre.
ASPRIEL inició este pasado domingo 26 de septiembre, en la iglesia Elim de Tecoluca, San Vicente, los proyectos de asesoría de relaciones públicas y administración financiera. Estos proyectos nacen, luego de las diferentes visitas que la asociación ha realizado durante el año 2010 a las iglesias filiales de Elim, en todo el territorio nacional y, observar las limitantes que estas tienen.
La idea de estos proyectos va encaminados en proveerles de herramientas a las autoridades de las distintas filiales de iglesia Elim, para que ellas puedan desarrollarse de manera integral dentro de sus comunidades.
Así mismo, se realizó la jornada médica correspondiente, beneficiando a las familias, de la localidad.
En esta ocasión, fueron más de 115 personas que pasaron consulta en medicina genera, mismo número recibieron medicina para sus diversas enfermedades; además, 35 se vieron beneficiadas en el área de odontología.
Durante la jornada, el ministerio “El Granero”, entregó diez paquetes de granos básicos a personas de escasos recursos del municipio, tanto cristianos como amigos. Además de la tradicional asesoría legal que los abogados de la asociación brinda a las personas que lo solicitan.
Creemos que Dios derramó de sus bendiciones en Tecoluca. A El sea la gloria.
ASPRIEL inició este pasado domingo 26 de septiembre, en la iglesia Elim de Tecoluca, San Vicente, los proyectos de asesoría de relaciones públicas y administración financiera. Estos proyectos nacen, luego de las diferentes visitas que la asociación ha realizado durante el año 2010 a las iglesias filiales de Elim, en todo el territorio nacional y, observar las limitantes que estas tienen.
La idea de estos proyectos va encaminados en proveerles de herramientas a las autoridades de las distintas filiales de iglesia Elim, para que ellas puedan desarrollarse de manera integral dentro de sus comunidades.
Así mismo, se realizó la jornada médica correspondiente, beneficiando a las familias, de la localidad.
En esta ocasión, fueron más de 115 personas que pasaron consulta en medicina genera, mismo número recibieron medicina para sus diversas enfermedades; además, 35 se vieron beneficiadas en el área de odontología.
Durante la jornada, el ministerio “El Granero”, entregó diez paquetes de granos básicos a personas de escasos recursos del municipio, tanto cristianos como amigos. Además de la tradicional asesoría legal que los abogados de la asociación brinda a las personas que lo solicitan.
Creemos que Dios derramó de sus bendiciones en Tecoluca. A El sea la gloria.
martes, 14 de septiembre de 2010
De Lausana a Manila, pautas para la misión
En el Congreso Mundial de Evangelización de Lausana, en 1974, la expresión más totalizante del pensamiento evangélico, se definió la tarea evangelizadora incluyendo como parte esencial de la misma la responsabilidad social de los cristianos. El asunto era si los cristianos son fieles, bíblicamente, a la tarea evangelizadora cuando el evangelio es presentado de manera descarnada, totalmente enfocado en la salvación de almas desnudas y en indiferencia total a la lacerante realidad, o si por el contrario, como Jesús, cuando se presenta en una encarnación histórica que responde a las condiciones circundantes, principalmente aquellas del Tercer Mundo de donde provenían buena parte de los delegados.
En respuesta, el Pacto de Lausana expresó: "Si bien la reconciliación con el hombre no es reconciliación con Dios, ni la acción social es evangelización, ni la liberación política es salvación, afirmamos sin embargo que tanto la evangelización como el involucramiento socio-político forman parte de nuestro deber cristiano. Porque ambos son expresiones necesarias de nuestras doctrinas sobre Dios y sobre el hombre, sobre nuestro amor al prójimo y sobre nuestra obediencia a Jesucristo. El mensaje de salvación implica también un mensaje de juicio sobre toda forma de alienación, opresión y discriminación, y no debemos tener miedo de denunciar el mal y la injusticia dondequiera que existan".
Desde entonces, el Pacto de Lausana se convirtió en la guía práctica para el cumplimiento de la misión evangélica al ser adoptado por agencias misioneras, denominaciones y ministerios para-eclesiásticos. Diversas entidades expresan su identidad y su enfoque afirmando su adherencia al Pacto de Lausana o requiriendo la adhesión al mismo como elemento decisivo para establecer alianzas estratégicas interinstitucionales para el servicio.
En julio de 1989, quince años después de Lausana, se realizó el Segundo Congreso Mundial de Evangelización que, por vez primera, se trasladó a un país del Tercer Mundo, a la ciudad de Manila. Esa vez el congreso sobrepasó los tres mil delegados que provinieron de 170 países del mundo. El Pacto de Lausana fue ratificado y, al final, se proclamó el Manifiesto de Manila. Éste consistió en una serie de veintiún declaraciones, que añadieron elementos adicionales para ser reflexionados al lado del Pacto de Lausana para su mejor comprensión y aplicación.
Sobre el tema de la responsabilidad social del cristiano la declaración 4 expresa: "La proclamación del reino de Dios demanda necesariamente la denuncia profética de todo lo que no es compatible con él. Entre los males que deploramos, está la violencia destructiva, incluida la institucionalizada, la corrupción política, todas las formas de explotación de personas y de la tierra, las fuerzas que socavan la familia, el aborto libre, el tráfico de drogas, y la violación de los derechos humanos. En nuestra preocupación por los pobres, nos apena la deuda de los dos tercios del mundo. Sentimos también lo ultrajante de las condiciones infrahumanas en que viven millones de seres humanos, quienes llevan la imagen de Dios como nosotros. Nos arrepentimos porque la estrechez de nuestras preocupaciones y nuestra visón limitada, muchas veces, nos han privado de proclamar debidamente el señorío de Jesucristo sobre toda la vida, ya sea privada o pública, local o global. Nos proponemos obedecer su mandato de "buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia" Mateo (6:33)".
De esa manera, la responsabilidad social de los evangélicos había quedado claramente establecida por sí mismos y definida bíblicamente como parte integral del anuncio del evangelio. No obstante, el Pacto de Lausana todavía no ha terminado de calar lo suficiente en todos y se necesita un mayor esfuerzo que permita su adopción como práctica de fe.
Mario Vega
Pastor general de la misión cristiana Elim.
Tomado de la página Web de El Diario de Hoy.
En respuesta, el Pacto de Lausana expresó: "Si bien la reconciliación con el hombre no es reconciliación con Dios, ni la acción social es evangelización, ni la liberación política es salvación, afirmamos sin embargo que tanto la evangelización como el involucramiento socio-político forman parte de nuestro deber cristiano. Porque ambos son expresiones necesarias de nuestras doctrinas sobre Dios y sobre el hombre, sobre nuestro amor al prójimo y sobre nuestra obediencia a Jesucristo. El mensaje de salvación implica también un mensaje de juicio sobre toda forma de alienación, opresión y discriminación, y no debemos tener miedo de denunciar el mal y la injusticia dondequiera que existan".
Desde entonces, el Pacto de Lausana se convirtió en la guía práctica para el cumplimiento de la misión evangélica al ser adoptado por agencias misioneras, denominaciones y ministerios para-eclesiásticos. Diversas entidades expresan su identidad y su enfoque afirmando su adherencia al Pacto de Lausana o requiriendo la adhesión al mismo como elemento decisivo para establecer alianzas estratégicas interinstitucionales para el servicio.
En julio de 1989, quince años después de Lausana, se realizó el Segundo Congreso Mundial de Evangelización que, por vez primera, se trasladó a un país del Tercer Mundo, a la ciudad de Manila. Esa vez el congreso sobrepasó los tres mil delegados que provinieron de 170 países del mundo. El Pacto de Lausana fue ratificado y, al final, se proclamó el Manifiesto de Manila. Éste consistió en una serie de veintiún declaraciones, que añadieron elementos adicionales para ser reflexionados al lado del Pacto de Lausana para su mejor comprensión y aplicación.
Sobre el tema de la responsabilidad social del cristiano la declaración 4 expresa: "La proclamación del reino de Dios demanda necesariamente la denuncia profética de todo lo que no es compatible con él. Entre los males que deploramos, está la violencia destructiva, incluida la institucionalizada, la corrupción política, todas las formas de explotación de personas y de la tierra, las fuerzas que socavan la familia, el aborto libre, el tráfico de drogas, y la violación de los derechos humanos. En nuestra preocupación por los pobres, nos apena la deuda de los dos tercios del mundo. Sentimos también lo ultrajante de las condiciones infrahumanas en que viven millones de seres humanos, quienes llevan la imagen de Dios como nosotros. Nos arrepentimos porque la estrechez de nuestras preocupaciones y nuestra visón limitada, muchas veces, nos han privado de proclamar debidamente el señorío de Jesucristo sobre toda la vida, ya sea privada o pública, local o global. Nos proponemos obedecer su mandato de "buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia" Mateo (6:33)".
De esa manera, la responsabilidad social de los evangélicos había quedado claramente establecida por sí mismos y definida bíblicamente como parte integral del anuncio del evangelio. No obstante, el Pacto de Lausana todavía no ha terminado de calar lo suficiente en todos y se necesita un mayor esfuerzo que permita su adopción como práctica de fe.
Mario Vega
Pastor general de la misión cristiana Elim.
Tomado de la página Web de El Diario de Hoy.
lunes, 16 de agosto de 2010
Reconciliación, alborada del día nuevo
Las últimas cuatro décadas han sido las más violentas que ha vivido nuestro país. No se sabe cuánto tiempo durará la actual situación pero hace abrigar la esperanza que terminará para dar paso a una nueva época, aun cuando no se sabe con exactitud en qué consistirá.
Este vivir entre dos momentos llega a provocar en ocasiones una sacudida de las conciencias, que obliga a reflexionar sobre quiénes hemos llegado a ser. Esta es por sí sola una gran tarea durante estas décadas bañadas en sangre que vivimos. Para que el paso de una época violenta a una diferente se produzca es importante analizar cómo se vive ese paso.
El primer impulso suele ser el de imaginar la superación de la violencia y del sufrimiento como una vuelta al estado previo al ejercicio de la violencia. Pero tal cosa no es posible. Y no solamente porque el paso del tiempo ha modificado las condiciones objetivas de vida, sino porque la experiencia de la violencia y el sufrimiento cambia a las personas de manera irrevocable, al punto que resulta imposible recuperar el pasado.
Los momentos de violencia y paz se alternan creando ciclos, pero ciclos de una espiral que al cerrarse traslada a un punto nuevo. Al no ser los mismos ningún regreso puede ser un verdadero retorno: siempre arribamos a algún lugar diferente. Quienes se vieron atrapados por la guerra y quienes experimentaron los dolores de la violencia no podrán recuperar su estado anterior de tranquilidad. Las cosas han adquirido un nuevo sentido y significado.
La violencia ha sido un aspecto tan consustancial de las últimas décadas que imaginar y construir un nuevo y más justo país exige saber convivir con la memoria del dolor, quizá reprimida, pero capaz, sin duda, de aflorar una vez más para llenar de angustia el presente. El camino hacia un nuevo tiempo no es más fácil porque se ignore o se reprima la memoria de los hechos violentos; de hecho, no querer recordar lo sucedido conduce a idear nuevas maneras de continuar la violencia.
El reto consiste en saber asumir las responsabilidades de la violencia y los sufrimientos experimentados, para poder construir sobre bases nuevas una sociedad capaz de superar su agresividad y caminar hacia una paz justa. Restablecer la concordia resulta complicado por varios factores, entre los cuales destaca el hecho de que algunos de los implicados en hechos demenciales de violencia no son conscientes de haber actuado erróneamente y, por lo mismo, no sienten la menor necesidad de reconciliación.
Como cristianos, no podemos permanecer ante esta situación sin hacer nada, vencidos por la impotencia. El mensaje de Jesús tiene mucho que aportar a la construcción de una sociedad nueva. Los cristianos, habiendo experimentado la reconciliación con Dios, deberían entender mucho de la necesidad de afrontar con franqueza la violencia y el sufrimiento.
El deseo de comprender lo que implica la reconciliación y cuáles son los compromisos que supone para las iglesias ser agentes de reconciliación, debe ser motivado por el deseo de profundizar en la comprensión del núcleo del mensaje cristiano: nuestra liberación del pecado y el don de la vida nueva que Dios promete. La esperanza y el anticipo de esa vida es la razón de ser de la iglesia en medio de una sociedad dominada por un grado tan elevado de violencia. La reflexión se torna, entonces, sobre el papel que a cristianos comprometidos les corresponde en este tiempo y en este paso de una época a otra, para hacer posible que ella verdaderamente llegue y llegue para ser el nuevo día que todos anhelamos.
Mario Vega
Pastor general de la misión cristiana Elim
Tomado de la página Web de El Diario de Hoy
Este vivir entre dos momentos llega a provocar en ocasiones una sacudida de las conciencias, que obliga a reflexionar sobre quiénes hemos llegado a ser. Esta es por sí sola una gran tarea durante estas décadas bañadas en sangre que vivimos. Para que el paso de una época violenta a una diferente se produzca es importante analizar cómo se vive ese paso.
El primer impulso suele ser el de imaginar la superación de la violencia y del sufrimiento como una vuelta al estado previo al ejercicio de la violencia. Pero tal cosa no es posible. Y no solamente porque el paso del tiempo ha modificado las condiciones objetivas de vida, sino porque la experiencia de la violencia y el sufrimiento cambia a las personas de manera irrevocable, al punto que resulta imposible recuperar el pasado.
Los momentos de violencia y paz se alternan creando ciclos, pero ciclos de una espiral que al cerrarse traslada a un punto nuevo. Al no ser los mismos ningún regreso puede ser un verdadero retorno: siempre arribamos a algún lugar diferente. Quienes se vieron atrapados por la guerra y quienes experimentaron los dolores de la violencia no podrán recuperar su estado anterior de tranquilidad. Las cosas han adquirido un nuevo sentido y significado.
La violencia ha sido un aspecto tan consustancial de las últimas décadas que imaginar y construir un nuevo y más justo país exige saber convivir con la memoria del dolor, quizá reprimida, pero capaz, sin duda, de aflorar una vez más para llenar de angustia el presente. El camino hacia un nuevo tiempo no es más fácil porque se ignore o se reprima la memoria de los hechos violentos; de hecho, no querer recordar lo sucedido conduce a idear nuevas maneras de continuar la violencia.
El reto consiste en saber asumir las responsabilidades de la violencia y los sufrimientos experimentados, para poder construir sobre bases nuevas una sociedad capaz de superar su agresividad y caminar hacia una paz justa. Restablecer la concordia resulta complicado por varios factores, entre los cuales destaca el hecho de que algunos de los implicados en hechos demenciales de violencia no son conscientes de haber actuado erróneamente y, por lo mismo, no sienten la menor necesidad de reconciliación.
Como cristianos, no podemos permanecer ante esta situación sin hacer nada, vencidos por la impotencia. El mensaje de Jesús tiene mucho que aportar a la construcción de una sociedad nueva. Los cristianos, habiendo experimentado la reconciliación con Dios, deberían entender mucho de la necesidad de afrontar con franqueza la violencia y el sufrimiento.
El deseo de comprender lo que implica la reconciliación y cuáles son los compromisos que supone para las iglesias ser agentes de reconciliación, debe ser motivado por el deseo de profundizar en la comprensión del núcleo del mensaje cristiano: nuestra liberación del pecado y el don de la vida nueva que Dios promete. La esperanza y el anticipo de esa vida es la razón de ser de la iglesia en medio de una sociedad dominada por un grado tan elevado de violencia. La reflexión se torna, entonces, sobre el papel que a cristianos comprometidos les corresponde en este tiempo y en este paso de una época a otra, para hacer posible que ella verdaderamente llegue y llegue para ser el nuevo día que todos anhelamos.
Mario Vega
Pastor general de la misión cristiana Elim
Tomado de la página Web de El Diario de Hoy
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