Un instante nada más fue suficiente,
para que aflorasen intensos sentimientos;
de los valientes soldados del Dios viviente;
que probados cual oro fueron, en aquel crucial momento.
Eran hombres y mujeres de todas las edades,
de la familia celestial que es de real linaje.
Marcharon entre las puertas de las eternidades;
por lo que muchas plumas hoy les rinden homenaje.
Un instante nada más fue suficiente,
para que el río mostrara su poderío.
¿Quien escuchará la voz del inocente?
que aunque ya no presente espera vehemente;
que a nadie mas le frecuente otro día tan sombrío;
de aquella Málaga impotente.
El morir ganancia es para el cristiano,
porque ha puesto su confianza en el Rey que viene.
Pero hay de aquel que menosprecia al ser humano,
cuando no se arrepiente ni le extiende la mano;
argumentándose soberano la humildad no se tiene;
en reconocer el agravio que se ha causado al hermano.
Un instante nada más fue suficiente,
para que la repunta arrebatará la vida de estos valientes.
No veremos más el brillo de sus ojos en esta tierra de peregrino;
pero ninguna agua anegara jamás la luz que un día les vino;
sino que se levanta cual fanal cada vez mas ferviente.
Mientras sus cuerpos inertes, testifican del camino;
y sin sonar sus voces, su anuncio resuena potente;
diciendo, que pronto viene con justicia El Rey Divino.
Ciertamente, un instante nada más fue suficiente.
Autor: Raúl Oswaldo Mejía Rivas
Email: pauld8@juventudelim.org
paul_mejia@hotmail.com
miércoles, 30 de junio de 2010
Imaginando
Estoy imaginando que la noche no existió,
que eso fue un sueño, sí solo un sueño.
Estoy imaginando que el agua no subió,
que eso no pasó, porque no tenía que pasar.
Estoy imaginando que la vida no pasa tan rápido,
que las cosas no sucedieron de esa manera,
porque no debían de pasar, eso no era el plan.
Estoy imaginando que no llovió tanto,
que la lluvia nunca se dio, que el cielo no lloró.
Estoy imaginando que el muro existió,
que eso era la voluntad de Dios, y que el hombre la cumplió.
Pero la imaginación no basta,
falta la acción.
Anónimo
En memoria de las personas que perdieron la vida en el bus de La Málaga.
que eso fue un sueño, sí solo un sueño.
Estoy imaginando que el agua no subió,
que eso no pasó, porque no tenía que pasar.
Estoy imaginando que la vida no pasa tan rápido,
que las cosas no sucedieron de esa manera,
porque no debían de pasar, eso no era el plan.
Estoy imaginando que no llovió tanto,
que la lluvia nunca se dio, que el cielo no lloró.
Estoy imaginando que el muro existió,
que eso era la voluntad de Dios, y que el hombre la cumplió.
Pero la imaginación no basta,
falta la acción.
Anónimo
En memoria de las personas que perdieron la vida en el bus de La Málaga.
Aspriel en Arcoiris de Amor
Como parte de su compromiso social, la Asociación de Profesionales Cristianos de Iglesia Elim (ASPRIEL) estuvo presente el pasado domingo 20 de junio en Arcoiris de Amor, la sección Infantil de Iglesia Elim Central, que se encarga de la enseñanza bíblica y atención a los niños y niñas discapacitadas.
Aspriel llevó su jornada médica y odontológica a los menores que, por su condición de discapacidad, algunos segmentos de la sociedad discriminan.
La jornada se realizó en los tres cultos de la tarde, compartiendo con una buena cantidad de menores los dones que Dios ha entregado a los profesionales, los cuales, entregan voluntariamente al servicio del reino de Dios.
Aspriel llevó su jornada médica y odontológica a los menores que, por su condición de discapacidad, algunos segmentos de la sociedad discriminan.
La jornada se realizó en los tres cultos de la tarde, compartiendo con una buena cantidad de menores los dones que Dios ha entregado a los profesionales, los cuales, entregan voluntariamente al servicio del reino de Dios.
Publicado por
Asociación de Profesionales Cristianos de Iglesia Elim
en
9:36 a. m.
No hay comentarios:
Etiquetas:
Noticias
jueves, 17 de junio de 2010
El compromiso cristiano ante la corrupción
La sociedad no es sólo la suma total de sus miembros sino que también consiste en una compleja red de relaciones interpersonales, culturales y económicas. Esta red determina la vida e influye en los valores que las personas adoptan. A dichas redes se las denomina estructuras y se distinguen de las instituciones por ser poderes invisibles. Son a la sociedad lo que la mente es al cuerpo: el control lógico de su conducta.
Una de esas estructuras es la corrupción de Estado. Las estructuras de corrupción producen problemas complejos para los cuales parece no haber solución. Dado que la corrupción influencia negativamente la sociedad entera y deja infinidad de víctimas año tras año, década tras década, resulta ser una expresión del mal y del pecado.
Si el cristiano es llamado a ser luz del mundo, no podrá evadir su responsabilidad de luchar por la erradicación del mal, el cual, no solamente existe en los individuos sino también en los papeles políticos y sociales. Ya en plena Reforma, Juan Calvino se refirió a la necesidad que tienen los cristianos de involucrarse para traer nuevas esperanzas a un sistema viciado de corrupción.
Pero el cristiano no sólo es llamado a ser luz del mundo sino también sal. La sal no puede cumplir su cometido a menos que se mezcle con aquello que necesita ser salado. Esta elevada vocación del cristiano demanda mucha valentía. La misma valentía de Jesús frente a las prácticas corruptas que se daban en el templo y que habían convertido la casa de oración en una cueva de ladrones.
Cuando las estructuras de corrupción son señaladas y denunciadas reaccionan con violencia. Es paradójico que quienes atacan la corrupción se convierten en perseguidos por la 'justicia'. En lugar de que la justicia se ocupe de su propósito: hacer justicia; más adora al ídolo de la corrupción, el cual, se muestra con las características de la divinidad: ultimidad, autojustificación, intocabilidad, ofreciendo salvación a sus adoradores aunque los deshumaniza exigiendo víctimas para subsistir.
Las estructuras de la corrupción son las que actuaron al crucificar a Jesús. Los religiosos y los políticos de la época se confabularon en su contra porque, en Jesús, se enfrentaron con alguien que no era esclavo de ningún poder, de ninguna ley o costumbre, de ninguna institución, de ninguna ambición. Jesús encarnaba una rectitud mayor que la de los fariseos y una visión de un orden de relaciones sociales justas que desafiaba a las impuestas por la Pax Romana.
Si el cristiano no solamente es llamado a creer en Jesús sino a seguirlo, el trato que le espera no será muy diferente al de su maestro. Y esa es la razón por la que se necesita fe verdadera y espiritualidad auténtica para hacer frente a esta forma de pecado. Esa espiritualidad sólo se obtiene sobre la base de una práctica sincera y constante de los valores del Reino de Dios. Entre esos valores se encuentra el rechazo a la codicia y al espíritu de lucro. Lo necesario debe ser suficiente.
'Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso." 1 Timoteo 6:6-8. Dios ubica los criterios éticos por arriba de los bienes y de las riquezas. únicamente el cristiano que se rige por esa prioridad poseerá la espiritualidad que se requiere para mostrarse firme ante la seducción y la amenaza del poder estructural.
Mario Vega
Pastor General de la Misión Cristiana Elim.
Tomado de la página Web de El Diario de Hoy
Una de esas estructuras es la corrupción de Estado. Las estructuras de corrupción producen problemas complejos para los cuales parece no haber solución. Dado que la corrupción influencia negativamente la sociedad entera y deja infinidad de víctimas año tras año, década tras década, resulta ser una expresión del mal y del pecado.
Si el cristiano es llamado a ser luz del mundo, no podrá evadir su responsabilidad de luchar por la erradicación del mal, el cual, no solamente existe en los individuos sino también en los papeles políticos y sociales. Ya en plena Reforma, Juan Calvino se refirió a la necesidad que tienen los cristianos de involucrarse para traer nuevas esperanzas a un sistema viciado de corrupción.
Pero el cristiano no sólo es llamado a ser luz del mundo sino también sal. La sal no puede cumplir su cometido a menos que se mezcle con aquello que necesita ser salado. Esta elevada vocación del cristiano demanda mucha valentía. La misma valentía de Jesús frente a las prácticas corruptas que se daban en el templo y que habían convertido la casa de oración en una cueva de ladrones.
Cuando las estructuras de corrupción son señaladas y denunciadas reaccionan con violencia. Es paradójico que quienes atacan la corrupción se convierten en perseguidos por la 'justicia'. En lugar de que la justicia se ocupe de su propósito: hacer justicia; más adora al ídolo de la corrupción, el cual, se muestra con las características de la divinidad: ultimidad, autojustificación, intocabilidad, ofreciendo salvación a sus adoradores aunque los deshumaniza exigiendo víctimas para subsistir.
Las estructuras de la corrupción son las que actuaron al crucificar a Jesús. Los religiosos y los políticos de la época se confabularon en su contra porque, en Jesús, se enfrentaron con alguien que no era esclavo de ningún poder, de ninguna ley o costumbre, de ninguna institución, de ninguna ambición. Jesús encarnaba una rectitud mayor que la de los fariseos y una visión de un orden de relaciones sociales justas que desafiaba a las impuestas por la Pax Romana.
Si el cristiano no solamente es llamado a creer en Jesús sino a seguirlo, el trato que le espera no será muy diferente al de su maestro. Y esa es la razón por la que se necesita fe verdadera y espiritualidad auténtica para hacer frente a esta forma de pecado. Esa espiritualidad sólo se obtiene sobre la base de una práctica sincera y constante de los valores del Reino de Dios. Entre esos valores se encuentra el rechazo a la codicia y al espíritu de lucro. Lo necesario debe ser suficiente.
'Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso." 1 Timoteo 6:6-8. Dios ubica los criterios éticos por arriba de los bienes y de las riquezas. únicamente el cristiano que se rige por esa prioridad poseerá la espiritualidad que se requiere para mostrarse firme ante la seducción y la amenaza del poder estructural.
Mario Vega
Pastor General de la Misión Cristiana Elim.
Tomado de la página Web de El Diario de Hoy
Publicado por
Asociación de Profesionales Cristianos de Iglesia Elim
en
7:22 a. m.
No hay comentarios:
Etiquetas:
opinión
jueves, 3 de junio de 2010
Respuesta cristiana a la corrupción
El estado de corrupción que rige en nuestro país obliga a los cristianos a ir más allá de la ética protestante tradicional, que establece que cambiando al individuo se cambia a la sociedad. Ante la realidad de las estructuras erigidas por la corrupción la respuesta anterior se ubica en el ámbito de lo ingenuo y obliga a que la propuesta sea más consecuente.
Al mirar más allá de los individuos a la organización social se debe llegar a las causas, a las raíces de los males que afectan a la sociedad, y las mismas están no sólo en individuos sino que en muchos sistemas y estructuras. Los cambios estructurales únicamente se lograrán por la activa participación de los cristianos en la política, entendida ésta en su concepto amplio de la vida de la ciudad y de las responsabilidades del ciudadano, a toda la vida dentro de la sociedad, al arte de vivir juntos en comunidad.
En las actuales circunstancias es urgente que los evangélicos encaren el desafío político con verdadera integridad, cristiana tanto a nivel práctico como a nivel teórico. Los cristianos solamente podrán cumplir su responsabilidad de ser luz y sal del mundo al lograr cambios estructurales para forjar una sociedad donde haya más justicia y menos corrupción. Lastimosamente, muchos de aquellos que lo han intentado, lo han hecho sin una sólida preparación en el campo político pero tampoco en la comprensión de la ética del Reino de Dios.
Si esta situación no se cambia ocurrirá lo que Caio Fabio predice: Lo que muchos desean es "un presidente evangélico y no un evangélico presidente. Y el día en que eso suceda, lo que queda de serio y respetable del nombre evangélico se irá por el desagüe a la cloaca". Si no se tiene integridad en los círculos propios, menos se podrá lograr en el ámbito político.
Con todo, es posible lograr un equilibrio entre política y ética cristiana. La política más poderosa y eficiente es aquella que nunca se divorcia de la ética. Al enfrentarse la conciencia con el poder los factores éticos y la coerción deben interpenetrarse para la elaboración de compromisos. Tales compromisos no serán fáciles ya que no deben caer en el evangelio social que llegaba a sostener que la Iglesia y el Estado tenían como objetivo común la transformación de la sociedad en el reino de Dios; pero tampoco caer en el aislamiento de la sociedad.
Es imprescindible tener autoridad moral para ponerse a sí mismo como ejemplo; caso contrario, la misión de la Iglesia como agente de transformación de un mundo de maldad y corrupción se verá seriamente comprometida si es que no anulada. En tal caso, la secularización llevará a los evangélicos de ser una iglesia cristiana a ser un grupo religioso. La limpieza debe comenzar en casa. Velar constantemente por la transparencia interna y purificación de la comunidad cristiana y de las instituciones eclesiásticas y paraeclesiásticas. Implementando normas éticas que fortalezcan la transparencia y controlen la corrupción.
La Iglesia, como comunidad alternativa, debe priorizar el servicio cristiano como modelo del sacrificio que no busca favores sino ser fiel al modelo de Jesús y demostrar a la sociedad las señales del Reino de Dios. Así, se abrirá un camino de responsabilidad y testimonio ante la sociedad corrupta, que necesitará de un testimonio íntegro en el marco de la política, a fin de lograr los cambios estructurales que se necesitan.
Mario Vega
Pastor general de la misión cristiana Elim.
Tomado de la páguna Web de El Diario de Hoy
Al mirar más allá de los individuos a la organización social se debe llegar a las causas, a las raíces de los males que afectan a la sociedad, y las mismas están no sólo en individuos sino que en muchos sistemas y estructuras. Los cambios estructurales únicamente se lograrán por la activa participación de los cristianos en la política, entendida ésta en su concepto amplio de la vida de la ciudad y de las responsabilidades del ciudadano, a toda la vida dentro de la sociedad, al arte de vivir juntos en comunidad.
En las actuales circunstancias es urgente que los evangélicos encaren el desafío político con verdadera integridad, cristiana tanto a nivel práctico como a nivel teórico. Los cristianos solamente podrán cumplir su responsabilidad de ser luz y sal del mundo al lograr cambios estructurales para forjar una sociedad donde haya más justicia y menos corrupción. Lastimosamente, muchos de aquellos que lo han intentado, lo han hecho sin una sólida preparación en el campo político pero tampoco en la comprensión de la ética del Reino de Dios.
Si esta situación no se cambia ocurrirá lo que Caio Fabio predice: Lo que muchos desean es "un presidente evangélico y no un evangélico presidente. Y el día en que eso suceda, lo que queda de serio y respetable del nombre evangélico se irá por el desagüe a la cloaca". Si no se tiene integridad en los círculos propios, menos se podrá lograr en el ámbito político.
Con todo, es posible lograr un equilibrio entre política y ética cristiana. La política más poderosa y eficiente es aquella que nunca se divorcia de la ética. Al enfrentarse la conciencia con el poder los factores éticos y la coerción deben interpenetrarse para la elaboración de compromisos. Tales compromisos no serán fáciles ya que no deben caer en el evangelio social que llegaba a sostener que la Iglesia y el Estado tenían como objetivo común la transformación de la sociedad en el reino de Dios; pero tampoco caer en el aislamiento de la sociedad.
Es imprescindible tener autoridad moral para ponerse a sí mismo como ejemplo; caso contrario, la misión de la Iglesia como agente de transformación de un mundo de maldad y corrupción se verá seriamente comprometida si es que no anulada. En tal caso, la secularización llevará a los evangélicos de ser una iglesia cristiana a ser un grupo religioso. La limpieza debe comenzar en casa. Velar constantemente por la transparencia interna y purificación de la comunidad cristiana y de las instituciones eclesiásticas y paraeclesiásticas. Implementando normas éticas que fortalezcan la transparencia y controlen la corrupción.
La Iglesia, como comunidad alternativa, debe priorizar el servicio cristiano como modelo del sacrificio que no busca favores sino ser fiel al modelo de Jesús y demostrar a la sociedad las señales del Reino de Dios. Así, se abrirá un camino de responsabilidad y testimonio ante la sociedad corrupta, que necesitará de un testimonio íntegro en el marco de la política, a fin de lograr los cambios estructurales que se necesitan.
Mario Vega
Pastor general de la misión cristiana Elim.
Tomado de la páguna Web de El Diario de Hoy
Suscribirse a:
Entradas (Atom)